Iguales,
pero diferentes
Es muy conocida la historia de los productores de
verduras y legumbres que siempre insisten en copiar lo que el vecino produce.
Si uno empieza a producir tomates, no lleva mucho tiempo para que todos los
vecinos hayan empezado a cultivar tomates, o berenjena, o pimiento, es igual lo
que sea: uno empieza y al poco tiempo lo que era un producto que tenía escasa oferta
y, por tanto, le permitía al productor obtener un precio un poco mejor, se
convierte en un producto sobreofertado, y nadie consigue ganar dinero.
Claro que estoy hablando de los horticultores que
cultivan verduras y legumbres, y este ejemplo no sirve para nosotros, los
productores florícolas; la horticultura ornamental nos permite ser iguales pero
al mismo tiempo diferentes. Pude presenciar un ejemplo interesante hace pocas semanas,
cuando celebramos la reunión de cierre de la Asociación de Productores de
Plantas Ornamentales de mi estado, en Santa Catarina (Brasil).
La charla animada en las mesas, después de un buen
almuerzo, era la típica entre productores, hablar de sus plantas, de sus
productos y contar anécdotas: algunas ya conocidas de memoria; otras, que se
han incorporado al repertorio este año. Año que ha sido bueno en la opinión de
la mayoría, y un buen entendedor sabe que esto quiere decir que ha sido
excelente o muy bueno.
¿Qué
es lo que nos hace iguales y al mismo tiempo tan distintos? Pues,
claramente, la diversidad de la producción que realizamos; si reuniéramos a
cuatro productores de Buxus, por ejemplo, estaríamos hablando de una única
planta, de un solo cultivo, pero es fácil ofrecer en conjunto más de diez o
doce productos, de acuerdo con el tamaño, el embalaje, la calidad, el precio,
si está o no podado y formado, si es una planta ejemplar o si está siendo
cultivada para formar un seto. Lo mismo podríamos decir de la mayoría de
nuestras plantas, que en manos de productores profesionales pueden convertirse
en decenas de productos.
Reside exactamente en esta diferencia entre iguales
la mayor riqueza de nuestro sector, que permite que haya mayores oportunidades
de comercialización para aquellos productores que saben dar a sus productos un
aspecto diferencial. Que saben crear un producto distinto del que sus vecinos
ofrecen y que, en definitiva, nos muestran cada año que el mercado no le coloca
límite a la creatividad y que recompensa y reconoce al productor que consigue
diferenciarse de sus vecinos.
Aprender la
diferencia entre planta y producto debería ser la primera lección para cada
nuevo productor, y sería una buena oportunidad para los que tienen mayor
experiencia repasar los viejos cuadernos de anotaciones y mirar los productos
de siempre con otros ojos. Redescubriendo todo su potencial comercial.
Proponiéndoles a nuestros clientes nuevos productos que atiendan sus
necesidades.
Nenhum comentário:
Postar um comentário