Modelo de gestión
Continuando con la experiencia vivida en abril, cuando viajé a la Argentina, quiero contarles que cuando les propuse a un grupo de productores del partido de Moreno (Buenos Aires), que considerasen incluir como parte de su modelo de gestión un espacio para que también los clientes pudieran participar en las decisiones del mercado mayorista que están planeando crear, la mayoría de las expresiones fueron de asombro o de incredulidad.
Después del primer impacto y superada la sorpresa inicial, los productores empezaron a darse cuenta de que un mercado es un espacio de ida y vuelta, que para que tenga éxito debe estar orientado, al mismo tiempo, a atender los intereses tanto de vendedores como de clientes. Cualquier modelo comercial que solo beneficie a un lado, o que no considere también los intereses del otro, tendrá más dificultad para desarrollarse y crecer.
En el marco del taller realizado, se programó un encuentro entre productores y un pequeño grupo de clientes representativo -la mayoría de ellos, tanto productores, como clientes, no se había sentado antes para debatir el sector-. Escuchar a la otra parte es una de las formas más fáciles de aprender: la cantidad de sugerencias, propuestas y soluciones presentadas por los clientes nos sorprendió a todos. Y los que esperaban reclamaciones y quejas salieron defraudados, porque en su totalidad estaban imbuidos de un espíritu constructivo. El motivo es muy sencillo: estamos todos en el mismo barco y nadie gana si uno de los lados se hunde.
Desarrollar la capacidad para el diálogo y mantener espacios de conversación permanentes, para mejorar nuestro sector, será el gran diferencial en el futuro, y no solo los mercados mayoristas deberían hacerlo. Cada uno de nosotros tendría que dedicar más tiempo a escuchar a sus clientes, porque ellos conocen nuestros productos y negocios desde otro ángulo y los observan a partir de una perspectiva diferente; mirar con otros ojos aumenta nuestra visión. Y ve mejor quien ve más lejos.
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