24 julho 2010

PLANEACIÓN Y EJECUCIÓN (esp)

PLANEACIÓN Y EJECUCIÓN

Impresiona la facilidad que tenemos para planificar con perfección lo que no vamos a ejecutar. O en otras palabras, por qué somos tan buenos planeadores, y en cambio, la ejecución de lo proyectado no es nuestro punto fuerte. Decimos que tenemos mucha iniciativa y poca “acabativa”.

El hábito de planificar y ejecutar lo planeado es más fuerte en determinadas culturas y sociedades; establecer indicadores rígidos y cumplirlos forma parte de este proceso, que integra tanto la identificación de los problemas como los cuellos de botella que debemos resolver.

También, analizar las posibles soluciones, proponer las acciones para ejecutar las acciones propuestas, escoger los indicadores, ejecutar y, después de concluidas las tareas, realizar un nuevo análisis para identificar el resultado de lo que realizamos. Sencillo, pero al mismo tiempo, parece imposible.

Seguro que en nuestros cajones tenemos guardado algún plano estratégico, que nunca salió del papel, como si por arte de magia, sólo por el hecho de plasmarlo en la hoja, las acciones pudieran comenzar a desarrollarse espontáneamente.

Sabemos que no es así, pero insistimos en concentrar nuestro esfuerzo en planificar, para poder mostrar el resultado de días o semanas de trabajo arduo, de reuniones inacabables, en que los más importantes referentes del sector se encuentran para decidir.

Existe una relación directa entre la cantidad de páginas del plano estratégico y la importancia económica del sector. Cuanto más elevado es el nivel de los referentes y la participación del Gobierno, mayores son las posibilidades de que el trabajo no salga nunca del papel o que nadie lo llegue a leer nunca

El mayor desafío radica en tirar del papel las ideas, saber priorizar los tres o cuatro temas más importantes, y evitar caer en la trampa de dar preferencia a cincuenta cosas. Porque el tiempo y los recursos son escasos. De conseguir salir de la teoría a la práctica depende todo el éxito del trabajo.

Sin que los verdaderos interesados asuman sus responsabilidades, no hay mucho sentido en continuar planificando. Los especialistas dicen que un buen plano es 95 % trabajo y esfuerzo, y que la mejor planificación es la propia acción.

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